En la mayoría de los países hubo programas de apoyo orientados a los clientes que demostraban una disminución en sus ingresos por la pandemia. Dichos programas implicaban diferir el pago de capital y/o intereses por un cierto periodo, generalmente de seis meses.
En México se pusieron en marcha, de forma oportuna, programas de apoyo que comprendieron desde el diferimiento de pago de capital e intereses hasta por seis meses y la aplicación de ajustes en las mensualidades de los créditos, hasta la reestructuración de éstos para lograr una solución definitiva. Los créditos hipotecarios que tuvieron un programa de apoyo o una reestructura fueron superiores al 30 por ciento del portafolio hipotecario bancario, siendo este porcentaje mayor al observado en los principales mercados hipotecarios internacionales, lo cual demuestra el compromiso de los bancos con sus clientes en nuestro país.



